He hablado muchas veces de esto, pero es la primera vez en mi vida que me enfrento a un papel para escribirlo, aunque sea de forma resumida. Si os soy sincero no sé cómo empezar, así que comenzaré de la forma clásica, por el principio:

Me infecté a los 19 años. Corría el año 2010, era finales de junio (casi estaba encima el Orgullo) y no me encontraba nada bien. Fui a la clínica Sandoval y a las dos semanas tuve la sorpresa encima de la mesa: «Eres VIH positivo», me dijo el médico. Y ahí empezó todo… Tuve la suerte de encontrarme por los pasillos a una de esas personas que consideras un ángel en tu vida, Carmen, por aquel entonces enfermera de la clínica. Ella me cuidó y me ayudó, sobre todo escuchándome. A día de hoy sigue siendo ese ángel además de una gran amiga. No voy a entretenerme en los detalles de cómo fue, dónde fue, con quién fue… ya que la realidad sigue siendo la misma, y es que soy seropositivo.

A lo largo de estos años conviviendo con ello, he tenido la suerte de que nunca me ha afectado tanto como para necesitar ayuda psicológica. Reconozco que al principio fue un mazazo, sí. Pero luego ese peso fue disipándose conforme iba a las revisiones rutinarias del hospital. No empecé a tomar antiretrovirales hasta pasados dos años de saber que estaba infectado, lo que fue un auténtico error porque desde que empecé a medicarme, todo mejoró. Y todo volvió un poco a la normalidad tanto física como mentalmente: me encontraba con más energía e incluso con más ganas de hacer cosas, de recuperar mi vida en definitiva.

Otro de los aspectos de convivir con ello (cualquiera de los que me estéis leyendo y hayáis pasado por mi misma situación lo entenderéis, y algunos veteranos en esto incluso sonreirán) es el dilema de si decirlo públicamente o no. La realidad es que sigue siendo un pretexto de discriminación directa incluso dentro de la comunidad LGTBI-Q (como diría Paco Vidarte), pero esto nunca me ha frenado a la hora de decirlo. Mucha gente se siente violenta hablando del tema pero eso se debe a muchas cosas, entre ellas la desinformación involuntaria (provocada por la falta de información por parte de las instituciones) y la desinformación voluntaria (causada por el propio miedo a saber). Supongo que habrá gente que no opine lo mismo, pero desde aquí les digo que esta es sólo mi experiencia, y que por supuesto todas son válidas.

Un día me encontré a un guapo grandullón perteneciente a la sección de natación de GMadrid Sports que me dijo: “Oye, ¿por qué no te vienes a probar un día y nadas con nosotros?”. Y a regañadientes accedí a ir. Yo había entrenado y competido muchísimo en mi adolescencia, pero llevaba varios años parado. Al entrar todos me recibieron con los brazos abiertos; dentro del club no solamente he mejorado mi forma física (gracias en parte a nuestro excelente entrenador, Dani) y por lo tanto mi salud, sino que he conocido a personas maravillosas y NUNCA he sentido rechazo hacia mi persona por ser seropo. En el Club he podido compartir problemas, alegrías, experiencias varias… y si una regla tiene que ser la predominante en él, es la de ser feliz con tus compañeros independientemente de tu orientación sexual o estado serológico. Durante los dos años que he estado nadando con vosotros (ahora me encuentro viviendo en el norte de Europa) me sentí acogido, comprendido, escuchado y libre de poder expresar declaraciones que en otros escenarios de la vida es imposible manifestar debido al enorme estigma que existe.

Dado que tengo que tomarme una pastilla a diario, es inevitable no pensar en lo que tengo. Pero al mismo tiempo, esto me hace aún más consciente de lo importante que es apoyar la investigación, la prevención y por qué no, la ERRADICACIÓN de este retrovirus. Desde este punto de vista sólo puedo decir que, ahora más que nunca, se hace necesaria la difusión de información además de programas de apoyo a las personas infectadas. En mi caso es también fundamental el apoyo incondicional de las personas que me rodean. Y entre esas personas están los y las nadadoras de este Club, gracias a los cuales pude salir adelante.

Muchísimas gracias a todos.